“La felicidad no siempre es divertida”
El miedo que come el alma al que refiere el título original (Ali: fear eats the soul) sobrevuela la película. Miedo a una sociedad que rechaza a esta pareja (ella varias décadas mayor, él inmigrante de color) que como reacción se aísla, primero junta, después por separado. Miedo a la felicidad y su precio; miedo a la soledad que los lleva a estar juntos para no seguir solos; que va y viene, rodeándolos, como la cámara, que empieza siendo una amenaza a la que se terminan acostumbrando.
Resulta llamativo que esta historia de amor destemplada, sin comienzo ni final feliz, se haya inspirado en aquel melodrama clásico de 1955, “All that heaven allows” de Douglas Sirk.
Los movimientos de cámara (no de zoom) que en aquella acercaban al espectador a la intimidad de sus personajes, en ésta se acercan para luego alejarse, dejándolos dentro de la habitación, desnudos o bailando mientras enmarca, desde lo oscuro, la imagen que ha creado. Y así se explicita la mano del artista como artífice de la obra, mediante planos de puertas, ventanas, reflejos, en definitiva marcos de la imagen que crea. Pero también como limitación de la mirada a intersticio donde no puede llegar. Esa mirada recriminatoria mediada por obstáculos, que observa a través de rejas, vidrios; que nunca llegará a ver sin juzgar.
Sin embargo, el melodrama como fuente de inspiración nos dice mucho de esta obra. Considerándolo como género de denuncia estilizada sobre la hipocresía de las formas sociales; sobre el ostracismo de una sociedad que actúa como cuerpo y rechaza lo diferente; protagonizada por víctimas y victimarios que, como integrantes de un mismo grupo, objetan sus formas morales a la vez que actúan en consecuencia, por no saber cómo hacerlo de otra manera.
La homologación de la vestimenta con los colores de los decorados, nos habla de personajes integrados al entorno y ya sea arrinconados en planos medio o solos en planos abiertos la sensación sigue siendo la misma. De incomodidad y desubicación aunque de pertenencia a él.
Esta clásica historia de amor, nos habla más de cómo el contexto hace o deshace un amor, que del amor en si mismo. Extrapolable a cualquier tiempo y lugar, es sin embargo, un drama desprovisto de lugares comunes. Habitado por personajes crípticos que no se llega ni se pretende entender.
Comentarios
gracias por leer. se que la crítica es un género difícil pero es lo que estoy estudiando y lo que quiero hacer.
beso enOOrme
POR AHORA no lo hacés como profesional, POR AHORA.
quierote.